Si
queremos un ejemplo de los niveles de ineficacia que alcanza -en
algunos casos- la justicia en este país, podemos examinar el caso de
Jose Luis Baltar que ha sido recientemente condenado a nueve años de
inhabilitación por colocar "a dedo" a más de cien personas fuera de
cualquier procedimiento administrativo y legal; sentencia totalmente
inocua -que seguramente será objeto de la rechifla del condenado- ya que
ya lleva dos años jubilado tras "abdicar" su cargo de Presidente de la
Diputación de Orense en su hijo. Eso en cuanto a ejemplos personales, si
quisiérmos recordar uno institucional tenemos el caso de un endogámico
Tribunal de Cuentas que presenta sus "auditorías" con años de retraso,
cuando las posibles consecuencias de las ilegalidades contables
fiscalizadas ya han prescrito.
Sí,
en algunos casos. En otros, vemos a huelguistas y deshauciados -por
ejemplo, también- sintiendo de inmediato los efectos de una inicua y
parcial justicia que es un oximoron al que parece que vamos a tener que
ir acostumbrándonos. Como a olvidar esa entelequia que supone defender
que la justicia es igual para todos: es evidente que para unos es mucho
más igual que para otros.