A
raíz de las últimas actuaciones al volante de la actual condesa
consorte de Bornos, hemos tenido que oír de nuevo, repetidamente, esa entelequia
políticamente correcta de que "la justicia es igual para todos". Es
evidente que -mucho antes de hablar de justicia- si para la señora condesa
es normal que la lleven las cosas a casa -sea lo que sea y a diferencia
de lo que ocurre con el resto de los mortales- cuan grandes no serán en
realidad las diferencias entre ambos cuando se trate realmente
de justicia. No quiero pensar en lo que me habría ocurrido a mí
-pertenenciente al pueblo llano- si hubiera tenido una actuación
semejante ante la policía.
Un
personaje de la película "Un hombre tranquilo", dirigida por John Ford,
exclamaba reiteradamente ¡homérico!, ante algunas de las explosiones
viriles del hombre tranquilo, el boxeador irlandés repatriado
protagonizado por John Wayne. Nosotros, ante las formas de la señora
condesa y, en concreto ante sus hábitos de circulación vial sólo podemos
exclamar: ¡carromérico!.
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