martes, 17 de febrero de 2009

Inmersión, inmersión


Según una encuesta de usos lingüísticos en Cataluña realizada en 2003, el 70,6% de los que inician una conversación en catalán cambian al castellano después de que su interlocutor les haya respondido en castellano. Carod-Rovira, vicepresidente del Gobierno de Cataluña no está de acuerdo con ésto, y cree que se debe corregir esta "discriminación" para que el catalán no se convierta en una lengua "sólo hablada por los que la saben hablar", y, a la larga, en "lengua muerta". Si no lo he entendido mal, para mantener vivo el catalán, ¿deben hablarlo los que no lo conocen?.
He visitado recientemente Barcelona -bella y acogedora ciudad- y debo decir que, en mi caso, el porcentaje de los que me han respondido en castellano cuando me he dirigido a ellos ha sido del 100%. Pero si no hubiera sido así, y mi interlocutor hubiera insistido en hablarme en catalán -idioma que no domino y que sólo entiendo parcialmente por su similitud al castellano- sometiéndome a una repentina e indeseada "inmersión social" que parece que es la política que propone el señor Carod-Rovira al respecto, sencillamente, me hubiera ido a intentar entenderme con otra persona. No por prepotencia lingüística, si no por puro sentido práctico.

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