viernes, 27 de noviembre de 2009

Tramposos como setas

Es sobradamente conocido que no existe abrasivo más intenso de los valores morales y éticos que el interés, y más concretamente, que el dinero. Cuando a través de internet las empresas dedicadas a las apuestas deportivas admiten no sólo el resultado de los partidos como objeto de la apuesta, si no también todo tipo de variantes como puedan ser -en el fútbol, por ejemplo- que el equipo ganador meta un gol en el último minuto, que sea de penalti, que el equipo ganador lo sea por un número determinado de goles, es decir, sobre situaciones o eventos concretos dentro de los partidos y conociendo la cuantía de tales apuestas, se debería ser especialmente cuidadoso en el control de quien ejerza funciones de árbitro, sean de fútbol o de cualquier otro deporte de seguimiento masivo y objeto de apuestas. Que ahora la UEFA -por continuar en el fútbol- abra una investigación y proponga denuncias concretas por fraude masivo -más de cuarenta partidos, varios clubes y tres árbitros- indica que este organismo ha pecado de falta de previsión e ingenuidad. Que el fútbol mueve mucho dinero no es ningún secreto, abriendo apetitos de codiciosos y tramposos. Y lo mismo es de aplicación a los recurrentes fraudes por dopaje en ciclismo, atletismo y otros deportes. La corrupción es el hongo inevitable en la humedad y calorcito del dinero.

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lunes, 23 de noviembre de 2009

El fin de la crisis

El ínclito señor Pizarro, que no acaba de encontrar un perú a la medida de su espada, nos ha regalado, no obstante, su receta para salir de la crisis: hay que hacer las cosas como Dios manda, contenida en una ponencia que ha pronunciado en el XI Congreso Católicos y Vida Pública, organizado por la Asociación Católica de Propagandistas. O sea, que con reglamentar la vida pública de acuerdo a los diez mandamientos de Moisés, suficiente. ¿Para que necesitamos las prácticas de buen gobierno si ya tenemos el no robarás, el no matarás o el no codiciarás los bienes ajenos?, se preguntaba retóricamente el señor Pizarro, resumiendo que se necesita, por tanto, una vuelta a los referentes morales más elementales, es decir, premiar al que lo hace bien y castigar al que lo hace mal. Y que se lo digan a él, que no bien, si no magníficamente lo debió hacer -ventajas de tener hilo directo con Dios y sus mandatos- en Endesa, recibiendo por ello un premio de 15 millones de euros. Y sin robar ni codiciar los bienes ajenos. Con que todos lo hiciéramos siquiera parecido se acababa la crisis en minutos.

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viernes, 20 de noviembre de 2009

Aspavientos


Hablando del secuestro del Alakrana, Josep Ramoneda cita en su artículo en El País, "Gestos y principios" a Giorgio Agamben quien define la politica actual como "la gestualidad absoluta". En esto somos precursores: hace tres cuartos de siglo, Felipe Alfau ya escribía: "España, una tierra en la que ni el pensamiento ni la palabra, sino la acción con un sentido -el gesto- se ha convertido en la especialidad nacional". Mucho ha cambiado desde entonces este país en algunos aspectos, pero no en éste; seguimos siendo un país -quiero decir, un paisanaje- al que cuesta muchísimo pasar de anécdota a categoría, soliendo preferir el recorrido contrario y donde, de acuerdo a la máxima de que cada país tiene los políticos que se merece, gozamos de una clase política instalada permanentemente en el gesto mediático. Hace tiempo -tanto que dudo que alguna vez fuera de otro modo- que no escuchamos un debate parlamentario digno de ese nombre, asistiendo, en cambio, a una especie de guiñol de descalificaciones alternas. No me extraña que los guiñoles televisivos desaparecieran, sus guionistas debían sentirse permanentemente superados por la realidad a la que pretendían parodiar. Y como los tiempos actuales se aceleran, los políticos en su afán de síntesis han depurado el gesto: ya estamos en el aspaviento, que aún es más breve y más efectivo ante los medios. Así es que de principios y de análisis ni hablamos.
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miércoles, 18 de noviembre de 2009

Después del secuestro del Alakrana


Una vez finalizado el secuestro de la tripulación del Alakrana, de lo cual creo que todos nos alegramos, parece que sería el momento de plantearse ciertas cuestiones elementales que, por prudencia solicitada para no interferir adicionalmente en el delicado proceso del pago de un rescate, se han mantenido en suspenso. Ante todo, debe ser de conocimiento público que tanto el Alakrana como el resto de pesqueros que faenan en aguas somalíes (más de 800 en 2005) pertenecen a flotas dedicadas a la Pesca Ilegal No Declarada y No Reglamentada (INDNR, o IUU en siglas inglesas), que, como su denominación indica, no están sometidas a ningún control, acuerdo de pesca o contraprestación, aprovechándose de la incapacidad del precario estado somalí de vigilar y controlar sus propias aguas y zonas de pesca. Estos barcos obtienen anualmente un beneficio estimado de 450 millones de dólares en pescado y mariscos procedentes de esas aguas. En consecuencia, los armadores que decidan arriesgar sus barcos para pescar en estas aguas deben ser conscientes -al igual que sus tripulaciones- de los peligros que se asumen en tan irregulares -si no ilegales- circunstancias. Y que la única obligación de nuestro Estado -que apellidamos de Derecho- ha de consistir en aconsejar el respeto a la legalidad internacional (basándose en el Reglamento CE 1005/2008 del Consejo Europeo para prevenir, desalentar y eliminar la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada, que entrará en vigor el 1 de enero de 2010) y, en todo caso, en advertir de que las consecuencias de su incumplimiento serán enteramente responsabilidad privada.

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martes, 17 de noviembre de 2009

Sostenibilidad


Antes de celebrarse la conferencia sobre el cambio climático en Copenhague ya se sabe que será inútil: los dos países más contaminantes del mundo, EEUU y China estiman que "no es realista" establecer acuerdos vinculantes sobre la reducción de emisiones de dióxido de carbono. “No puede haber seguridad alimentaria sin seguridad del clima”, ha asegurado el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, en su intervención ante los representantes de los países miembros de la FAO, entre los que no se encontraba, por cierto, ninguno de los países ricos. Por no poder, en este mundo no podemos ni siquiera asegurar agua potable para toda la población por cuya causa mueren de diarrea casi 1,5 millones de niños cada año (más que por sida, malaria y sarampión juntos). Cuando hace tan poco el capitalismo se daba golpes de pecho y se proponía una nueva economía bajo el mantra de la sostenibilidad, cabe preguntarse ¿que economía puede ser sostenible basándose en la situación anteriormente expuesta?. ¿Es "realista" suponer que la situación mejorará por sí sola cuando los factores de desequilibrio mundial continúan agravándose?

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