Todos conocemos el fenómeno bipartidista, ese invento aparentemente importado -o impuesto desde el exterior- para actualizar la dictadura franquista a algo que tuviera la apariencia de democracia homologable con la de los países occidentales a los que histórica, cultural y geográficamente pertenecemos. Resultó, como ya he apuntado en anteriores ocasiones, que el invento no era tal, y ni siquiera importado, si no más bien una reedición de la Restauración canovista de 1.874, que finalizó en 1.923 en la dictablanda de Miguel Primo de Rivera sostenida por la monarquía borbónica, que se saltó ese mismo año la Constitución entonces vigente (recuerdo estos pormenores históricos de sobra conocidos porque no deja de ser curioso el decalaje casi exacto de un siglo respecto a los tiempos actuales).
Pues bien, aparte de la reconocida inspiración bipartidista del Régimen del 78 -en los primeros tiempos basado en el binomio UCD/PSOE y posteriormente en el binomio PP/PSOE, ambos con el auxilio de los partidos nacionalistas como cooperadores necesarios- voy a lo esencial de mis sospechas casi-conspiranoicas y para ello no encuentro nada mejor que hacer/me la siguiente pregunta: ¿cómo es posible que tanto para la alcaldía de Madrid como para la presidencia de la Comunidad Autónoma de Madrid el PSOE no haya sido incapaz de estructurar una alternativa a los gobiernos de la derecha en ambos ámbitos de poder político -local y autonómico- desde hace más 30 y 20 años respectivamente?
Y esa pregunta la podríamos ilustrar con la información de los candidatos del PSOE a la Comunidad de Madrid en ese período (desde 1.999): Cristina Almeida (1.999), Rafael Simancas (efectivamente, el del tamayazo, que repitió como candidato en 2.003 para ser derrotado inmediatamente después, así como en 2.007), Tomás Gómez (2.011) y Angel Gabilondo (2.015 y 2.019); igualmente con la lista de los candidatos del PSOE al Ayuntamiento de Madrid en ese período: Fernando Morán (1.999), Trinidad Jiménez (2.003), Miguel Sebastián (2.007), Jaime Lissavetsky (2.011), Antonio Miguel Carmona (2.015) y Pepu Hernández (2.019).
Después de analizado todo ello, mi cerebro conspiranoico me devuelve la respuesta a la pregunta que no me he atrevido a hacer: efectivamente, el PSOE no quiere ganar en Madrid. Que, una vez con esa respuesta -y rota la muralla del miedo a no querer sospechar- la he ampliado con el siguiente corolario: y ello se debe a un acuerdo secreto -puede que alguien más lo sospeche, como yo, pero acreditado no lo he visto en ningún sitio- entre el PP y el PSOE como forma de fortalecer el bipartidismo que, a la sazón, se muestra como irrecuperable. En 1.923 fue una dictablanda -hay opiniones sobre su blandura- que duró siete años; no sé que sorpresa nos reserva 2.023.