Lo que más echo de menos en este futuro que me ha tocado vivir son los taxis voladores al estilo de El Quinto elemento ó Blade Runner. Mucho menos me ha defraudado la ausencia de cambios sociales reales analizada la historia de la humanidad como nos es conocida y observando que antiguos griegos y romanos nos son tan próximos y semejantes: el hombre continúa siendo un lobo para el hombre -homo hominis lupus-; es imposible no ser hoy pesimista respecto al futuro de la humanidad, viendo como se ha cedido el control estratégico sobre ese futuro a un sistema económico y social -el capitalismo- basado en una producción material ilimitada que obvia el condicionante evidente de los recursos limitados del planeta que habitamos y que en el camino de la consecución de ese objetivo imposible que es el crecimiento material ilimitado, crea unas lacerantes desigualdades sociales así como la destrucción total del propio planeta, que es usado únicamente como fuente de recursos y no como un hogar común, el único que tenemos.
Pero, ya digo, echo de menos los taxis voladores, sobre todo porque tenía curiosidad por ver cómo se resolvía la navegación y el ordenamiento circulatorio en tres dimensiones. Que lo de estos taxis no sé si llegará a ser realidad, pero lo de una sociedad más justa parece menos probable aún.
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