El concejal del PP, Angel Donesteve, ha sido el último en pedir disculpas
-pero no la dimisión- por las motivaciones del cese de una funcionaria del Ayuntamiento de
Madrid, mediante lo que ya se ha convertido en un clásico entre
cargos políticos, esto es, considerando sus palabras como poco
afortunadas. Es notorio que ésta expresión deja las propias disculpas
bastante descafeinadas al sugerir sólo que hubo falta de precisión en
las palabras empleadas, pero que se mantiene el proceder y el fondo del asunto, o
sea, algo así como el tradicional perdona, pero aguanta, lo cual
-intencionadamente o no- añade escarnio a la ofensa.
Y basta ya de achacar a la diosa Fortuna lo que es únicamente responsabilidad personal: con todo y ser diosa no tiene la capacidad de asumir la portavocía de tanto incapaz.
http://elpais.com/elpais/2014/10/24/opinion/1414159614_387894.html
Y basta ya de achacar a la diosa Fortuna lo que es únicamente responsabilidad personal: con todo y ser diosa no tiene la capacidad de asumir la portavocía de tanto incapaz.
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