Nos tienen acostumbrados desde la Dirección General de Tráfico a
campañas publicitarias con el supuesto loable objetivo de disminuir las
víctimas de circulación vial. En el pasado hubo desde docudramas a
campañas admonitorias, amenzantes e incluso crudamente viscerales (de
vísceras humanas); siempre he creído que hubiera sido más útil para los
efectos perseguidos destinar los recursos de esas campañas a mejorar la
educación de los conductores proporcionando información adecuada y
eliminando "puntos negros" de calles y carreteras.
Ahora, desde este gobierno del PP, para los mismos fines han optado por una campaña ñoño-kitsch, que se desarrolla en "un lugar llamado Invierno", donde todos viven felices con sus cadenas para la nieve, aunque existen seres malvados, como Acuaplaning, por ejemplo. Tal cual, quien tenga empeño puede escucharlo.
Ahora, desde este gobierno del PP, para los mismos fines han optado por una campaña ñoño-kitsch, que se desarrolla en "un lugar llamado Invierno", donde todos viven felices con sus cadenas para la nieve, aunque existen seres malvados, como Acuaplaning, por ejemplo. Tal cual, quien tenga empeño puede escucharlo.
Esta campaña es otra muestra de la consideración en que el gobierno tiene a la
ciudadanía: un conjunto de niños de parvulario; niños, además, tal y como los entiende la gente como Dios manda, es decir, bobos.
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