martes, 31 de marzo de 2015

Horario

A los habituales -pero nunca demostrados- argumentos sobre el ahorro energético que reporta nuestra anormal adscripción horaria a la de la Europa central -no a la de Greenwich- se añade el de Jesús Mallol, expresado en una carta en la sección de Cartas al Director de El País: "las empresas y las personas funcionan con nuestro mismo horario" (aunque más exacto sería decir que nosotros con el suyo). O sea, que con independencia de nuestra posición geográfica que impone el lógico ritmo circadiano a las personas que vivimos en éste país, debemos acomodar nuestro horario al que las empresas consideren de interés para sus intercambios comerciales con el exterior. Si ésta fuera la razón de fondo, nuestro horario actual no resulta nada malo en comparación con lo que ocurrirá cuando China sea definitivamente la primera potencia económica mundial: veo a todos los españoles trabajando de noche y durmiendo de día, como los muciélagos.
¿Compensa realmente siquiera el plantearlo? Creo que no, remata su carta el señor Mallol; claro, claro: el negocio lo primero.


 http://elpais.com/elpais/2015/03/30/opinion/1427733950_316705.html

 http://es.wikipedia.org/wiki/Hora_central_europea

Orientación

Tengo oído últimamente que emplear los términos izquierda y derecha hablando de política es muy antiguo: Podemos, por ejemplo, prefiere explorar el Norte y el Sur, o sea, arriba y abajo -como una serie de televisión británica de hace más de cuarenta años, nada nuevo, por tanto- aunque yo creo que con un oportuno giro de noventa grados estaríamos como siempre, los de arriba en la derecha y los de abajo en la izquierda;  nos entenderíamos mejor.
Que si no, puede ocurrir que acabemos todos desnortados: Monago pidiendo el voto a los socialistas de centro o Esperanza Aguirre alabando a la izquierda moderada y civilizada de Ciudadanos (el Podemos bueno). Lo curioso es que lo que sigue sin identificarse propiamente es el centro; no sé si será por el proclamado fin de la clase media o porque es sólo un punto entre los infinitos que tiene una recta.

martes, 24 de marzo de 2015

Estigmas

Lo que a otros estigmatiza -el dedazo de Rajoy- para ella resulta purificador: Esperanza Aguirre cree que Moreno Bonilla debería dimitir por haber sido designado candidato del PP en Andalucía en la forma en que lo fué, olvidando que con ella se siguió idéntico procedimiento para nombrarla candidata a la alcaldía de Madrid; porque ella lo vale, parece deducirse. Es lo que tiene ser sexagenario/a, que te desinhibe, y si nunca fuiste inhibido pues aumenta tu desvergüenza (si eso fuera posible en el caso de la señora Aguirre).
Pero subyace en todo ello una verdad universal en política: lo que realmente estigmatiza es la derrota y lo que santifica es la victoria. Y Esperanza Aguirre debe contar con ésta última.

lunes, 23 de marzo de 2015

Bipartidismo y el sistema d'Hont

Aprovecharé que ahora es época de analizar e interpretar los resultados electorales en Andalucía: resulta que la suma en votos de Podemos, Ciudadanos e Izquierda Unida es de 1,9 millones de votos, lo cual les proporciona un total de 29 escaños en el parlamento andaluz, mientras que el PP, con algo más de un millón de votos (la mitad), obtiene 33 escaños y el PSOE con un total de 1,4 millones de votos (medio millón menos), obtiene 47 escaños. Dicho de otro modo: al PSOE cada escaño le ha costado 29.014 votos, al PP 3o.950 votos, a Podemos 38.002 votos, a Ciudadanos 39.419 votos y a Izquierda Unida 53.061 votos (casi el doble que al PSOE).
Está claro que el sistema d`Hont se impuso como forma de lograr de inicio un calco del bipartidismo de la Restauración, asimilando -falsamente- bipartidismo a estabilidad. Dado que es evidente que la fórmula ya no se sostiene ni con el auxilio de sistemas que priman esa pretendida estabilidad ¿por qué seguir falseando la voluntad de la ciudadanía?

domingo, 22 de marzo de 2015

Lenguaje, Información y propaganda

El español o castellano es un lenguaje rico y al tiempo flexible; es difícil que éste idioma sucumba a la inapropiada utilización actual  de aquellos que más deberían preocuparse por su correcta utilización: los medios de comunicación y los integrantes de la clase política.
Pero cabría esperar de los primeros que tuvieran en fase de aprendizaje a los becarios un tiempo razonable dedicado a mejorar su utilización de la gramática así como la dicción antes de permitir que cumplan su trabajo de difundir información.
Y de los segundos, además de lo anterior -que también están bastante necesitados-, que cuando hablen sea para comunicar algo: no he visto menor eficiencia en la relación significado/mensaje que aquél que a diario sufrimos de algunos portavoces de formaciones políticas: ya sé que el principio de vulgarización -uno de los once atribuídos a Goebbels- afirma que toda propaganda debe ser popular, adaptando su nivel al menos inteligente de los individuos a los que va dirigida, pero mucha de la propaganda que ya hemos comenzado a padecer en éste año electoral parece ir encaminada, precisamente, a deteriorar la posible inteligencia de los propagandados.