martes, 14 de septiembre de 2010

Política y Justicia

En el PP han entendido perfectamente el desfase de la justicia con la sociedad civil en éste país. Así, respecto a los numerosos casos de corrupción flagrante en la Comunidad Valenciana, desde el PP se asegura que deben actuar "al amparo de resoluciones judiciales que estén y que tengan ya una cierta entidad, no de otro tipo". Nadie conoce exactamente cuando "estarán" ni el tipo y "entidad" de las condenas que para el PP justificaría su actuación. Lo que sí parece claro es que desde el PP no reconocerán su débito ético ni adoptarán medidas preventivas antes que las correctivas sean de obligado cumplimiento judicial, tras meses o años, cuando sean ya perfectamente irrelevantes desde el punto de vista político. No me extraña que a tres de cada cuatro españoles les parezca tan ineficaz el jefe de la oposición como el jefe del gobierno; parece ser que al señor Rajoy le tiene inmovilizado el temor a ser injusto y condenar a dirigentes de su partido sin pruebas. Claro que con ellas supongo que tampoco tendría mucho mérito su condena. Mientras tanto, a esperar. Luego se pregunta la clase política por las razones de la desafección de la ciudadanía respecto a ella.

domingo, 12 de septiembre de 2010

Todos posmodernos

Hoy no existen ideologías dignas de tal nombre, no hay líderes competentes -aún sin desearlos carismáticos- la situación socioeconómica mundial es muy posible que no regrese nunca a la "normalidad" en la cual la economía se basaba en el crecimiento continuo: hemos constatado abruptamente -algunos lo dijeron pero la mayoría preferimos ignorarlo- que los recursos del planeta son limitados. Hemos entrado plenamente en una época caracterizada por su renuncia a las utopías y a la idea de progreso, en una depreciación continua de la valoración del esfuerzo individual, de lo público, de la razón y de la ciencia -aunque curiosamente se adora la tecnología- donde la información masiva y contradictoria nos deja permanentemente desinformados y donde los medios de comunicación se dedican a vender como noticia la vida privada de personajes y personajillos en un show continuo. Esto a nivel global. En lo que toca a este país, además, hemos salido también repentinamente de un sueño de crecimiento basado en los fondos derivados de nuestra incorporación a Europa que nunca fueron empleados en mejorar realmente nuestra competitividad industrial, si no en alimentar en dosis gigantescas la cultura del pelotazo aplicada fundamentalmente a la construcción, el paro juvenil -nuestro futuro- alcanza porcentajes descorazonadores y tres de cada cuatro ciudadanos de este país no confían ni en el presidente del Gobierno ni en el líder de la oposición para tratar de enfrentar la crisis actual. Y estoy seguro que nadie podría asegurar con razones objetivas que soy un pesimista, sólo un posmoderno. Como la mayoría.

jueves, 9 de septiembre de 2010

Competitividad

Estábamos ya mal situados, pero ahora estamos peor. España cayó nueve puestos con respecto al año pasado y se coloca en el número 42º en el Informe de Competitividad Global 2010-2011, elaborado por el Foro Económico Mundial (FEM), de los últimos dentro de la Unión Europea. Siendo la competitividad uno de los elementos que tópicamente cualquier gobierno recién llegado promete atender, lo cierto es que la educación, una de sus bases principales sigue siendo una asignatura pendiente en este país. Y no sólo su calidad, si no su orientación estructural. Según un informe comparativo de la OCDE, la distribución de la formación en la población adulta española es de un 49% con estudios primarios, un 22% con estudios secundarios (bachillerato y/o Formación Profesional) y un 29% con estudios universitarios. Estos porcentajes, dentro de la UE-19 son del 28%, 47% y 25%. Está claro que en formación, respecto al mercado de trabajo, somos un país desequilibrado, con abundante mano de obra sin cualificar, abundantes titulados universitarios -que finalmente, como señalaba el titular del El País, ocupan empleos propios de formación de FP- y pocas personas con verdadera Formación Profesional, necesarias para el sostenimiento del entramado de un tejido productivo e industrial realmente competitivo. Es decir, un ejército semejante al de Pancho Villa, de abundante tropa y generalato, con oficiales ejerciendo -a disgusto- de sargentos, pero sin verdaderos mandos intermedios. Una más de nuestras carencias conocidas pero nunca seriamente abordada.

lunes, 6 de septiembre de 2010

Reflejos

La tasa máxima de alcoholemia permitida por la normativa administrativa de tráfico vigente es, con carácter general, de 0,25 miligramos por litro de aire expirado -que es lo que mide el etilómetro usado por la D.G.T.- lo que equivale a 0,5 gramos en litro de sangre. Al parecer el señor Jesús Neira presentaba una tasa de 0,87 miligramos por litro de aire expirado -es decir, superaba el triple de la tasa permitida- cuando fue detenido conduciendo de forma que era un evidente peligro público. La disculpa esgrimida por el señor Neira -hasta ahora presidente del Observatorio Regional Contra la Violencia de Género de la Comunidad de Madrid- atribuyendo su conducta a la toma de un medicamento es a la vez deshonesta y estúpida. Deshonesta por lo que tiene de indirecto recordatorio de lo que él supone que todos le debemos -aún- por otras conductas suyas en el pasado , y estúpida porque un alcoholímetro sólo proporciona un dato objetivo: la tasa de alcohol en sangre, no sus efectos, que, efectivamente pueden agravarse si simultáneamente se está bajo medicación. Hecho que, de seguro, él debía conocer y razón de más para que no hubiera ingerido una gota de alcohol. Me gustaría saber que es lo que ha querido decir su abogado, Javier Gómez de Liaño, cuando ha asegurado que "por un medicamento le produjo el reflejo en la prueba de alcoholemia", y si el juez ha entendido -y admitido- tal alegación. Los alcoholímetros miden la concentración de alcohol, no reflejos.

sábado, 4 de septiembre de 2010

Carta de un funcionario al director de El País

Señor director:
Siendo la línea editorial de El País una de las voces que asiduamente defienden la necesidad de un ajuste presupuestario radical -que en mi caso ha supuesto una forzada solidaridad consistente en el 5% de mis ingresos para enjugar el déficit del Estado- le comunico que, una vez constatada la minoración aplicada a mi sueldo de funcionario, he calculado el tiempo que me veré obligado a dejar de comprar El País -a razón de 1,20 € los días de diario y de 2,50 € los domingos- para hacer partícipe a ese diario y al grupo PRISA de la satisfacción de tan necesario ejercicio solidario, a la vez que procuro -obligadamente- reducir mis gastos. A partir de ahora me conformaré -en tanto sea gratis- con la edición digital de El País.

PS: No le guardaré rencor si no publica esta carta, ni si, tal y como hacía Porfirio Díaz con el nombre de Emiliano Zapata al comienzo de la película ¡Viva Zapata! de Elia Kazan, subraya o circunda mi nombre en la lista de aquellos que nunca verán publicada una carta en El País.