Nadie ofrece tanto como el que no va a cumplir, frase atribuída a Quevedo, puede aplicarse con precisión a muchas de los programas de partidos políticos y es especialmente adecuada al comportamiento del PP en las últimas elecciones generales. Se nos anunció que no sólo el simple advenimiento al poder del PP infundiría confianza en los todopoderosos mercados, si no que el propio Mariano Rajoy prometió, personalmente, devolver la felicidad a los españoles. Hoy, con los parámetros macroeconómicos en permanente deterioro, y con todas las previsiones y pespectivas sin vislumbrar salidas a la situación, recientes encuestas demuestran, por el contrario, que dos tercios de los españoles desaprueban la gestión de un gobierno que dá la sensación permanente de que la presente crisis económica le viene muy grande. Y lo peor, todo ello acompañado de una osada prepotencia producto, seguramente, de una incapacidad gubernamental generalizada y que sería motivo de rechifla, si no fuera que antes nos está haciendo caer vertiginosamente en un profundo descrédito como país. La soberbia nunca baja de donde sube, pero siempre cae de donde subió, es también frase de Quevedo que, como hombre político, algo sabía del tema, remachada por esta otra (también atribuída a Baltasar Gracián): Todos los que parecen estúpidos los son, y también la mitad de los que no lo parecen. Y, menos mal, que la mayoría de los miembros del gobierno pertenecen al primer grupo, y así no cabe la duda. Mentira, soberbia y estupidez, sólo tres, pero tan dañinas como los cuatro jinetes del Apocalipsis.
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