El presidente del Gobierno, cual jefe de una remota tribu polinesia, lleva tiempo haciendo repetidas ofrendas a ese rey Kong que es el Mercado en forma recortes a parados, pensionistas y funcionarios, reforma del mercado laboral, y ahora, con nuevas desgravaciones fiscales para las empresas, privatización de infraestructuras e incluso la privatización de uno de los pocos negocios seguros en este país: la lotería. Hasta ahora han sido inútiles; está claro que este King Kong capitalista está harto de nativas, quiere una rubia auténtica: la reimplantación de la esclavitud. Podríamos probar antes con una rubia de bote pero bien teñida: despido libre, trabajo -el que tenga esa suerte- hasta los 80 años, y supresión de los servicios públicos.
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