Se ha amontonado la señora Barberá y en "la plenitud de su inocencia" ha amenazado con pedir explicaciones a quien se ponga por delante. Menuda es ella. Pero, simultáneamente, ha pasado de negar que sus bolsos de Vuitton fueran regalos de "El Bigotes" a constatar -para el que no lo sepa- que todos los políticos reciben regalos, siguiendo la vieja estrategia de los árboles de ocultarse en un bosque para no significarse. Pero no todo es lo mismo. Ni todos los regalos son iguales, ni son iguales los que los dan, ni son las mismas las intenciones de los que los dan ni las de quien los recibe. Y la ridiculez de proponer la bonhomía del presidente de la Comunidad de Cantabria como si se tratara de tráfico de anchoas la retrata. Si en el PP no tienen a alguien que diseñe mejores estrategias, van listos. La alcaldesa de Valencia, que en su día propuso embolsar -en plástico baratito, eso sí- a Zapatero "para ver si maduraba", ha resultado ser la embolsada.
Cartas (notas) prescindibles, reflexiones al hilo de lo que sucede (principalmente en España)....
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