jueves, 22 de mayo de 2025

La dulce muerte

Había gran expectación en el público y la crítica ante el último estreno teatral de Robert Saville; expectación tanto por la obra en sí como por la reciente muerte de su pareja, la actriz francesa Elodie Duquesne. Al finalizar el estreno abordé a Saville y no sé si muy oportunamente comencé: 

-...la vida  sigue

Me miró fija pero serenamente unos segundos y comenzó a hablar a media voz:

-efectivamente; poco podemos hacer ante la vida pero nada ante la muerte.

-imagino que la buena acogida de su obra le habrá confortado en su pérdida.

-la vida es circular- me contestó un tanto enigmáticamente.

-¿está satisfecho con el montaje, habida cuenta del poco tiempo que la actriz que ha sustituido a Elodie ha tenido para preparar el personaje?

-sí, creo que ella también lo aprobaría.

-¿cree que el público ha entendido sus reflexiones sobre una aceptación serena de la muerte con estricta exclusión de creencias religiosas?

-Supongo que sí; siempre me pareció muy inteligente el aforismo de Juan Larrea: lo imposible se vuelve, muy poco a poco, inevitable; aunque perder la vida es un acto instantáneo, entenderlo o aceptar esa transición de imposible a inevitable es un proceso lento: necesita de toda una vida.

-Imagino que, dentro de su dolor, la forma en que falleció Elodie...

-Sí, no imagino mejor manera de morir que mientras se duerme; se diría que el título de la obra ha sido premonitorio.

Me apretó cariñosamente el antebrazo y me parece que suspiró dentro de un cierto gesto de cansancio. Le acompañé a la puerta del teatro donde levantó la mano ante las preguntas de otros periodistas y se alejó caminando lentamente por la calle Príncipe moviendo acompasada y elegantemente su bastón de caoba con empuñadura de plata.

 

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