Al parecer, en la sección El defensor del lector de El País se han recibido quejas sobre lo crudo y descarnado de ciertas imágenes publicadas en ese medio y referentes a la reciente catástrofe en Haití. Desde esa misma sección se intenta justificar la agresividad de las imágenes aduciendo que "cuando una tragedia afecta a un país pobre, la intensidad de la respuesta humanitaria es directamente proporcional a la cobertura mediática". Pudiera ser. Pero entonces ¿cuales hubieran sido las imágenes adecuadas para mostrar la catástrofe humanitaria en Haití previa al terremoto? ¿Quizá el derribo de cientos de infraviviendas en el suburbio Cité Soleil, en Puerto Príncipe, para ampliar la base militar de la ONU (MINUSTAH)? ¿Haitianos comiendo esas galletas hechas de barro que muchos de ellos -la renta media es aproximadamente un euro al día- utilizan para quitarse el hambre? Reconozco que estas últimas no serían tan impactantes como un polvoriento haitiano surgiendo de los escombros, así es que, sin remedio, y mucho antes de una mínima recuperación de su país, lo único que les quedará a los haitianos será volver a su habitual miseria -ahora recrudecida- en cuanto los fotógrafos occidentales se vayan a documentar otra catástrofe. ¿Darfur, quizá?. Con dos o tres catástrofes tan fotogénicas como la de Haití los occidentales habremos lavado nuestra conciencia este año, e incluso puede que logremos olvidarnos de nuestra crisis.
Cartas (notas) prescindibles, reflexiones al hilo de lo que sucede (principalmente en España)....
martes, 26 de enero de 2010
lunes, 11 de enero de 2010
Virus inteligente
Desde el inicio de la expansión de una nueva cepa del virus de la gripe -finalmente denominada H1N1- y en relación con la medidas adoptadas por las autoridades sanitarias, hemos podido conocer en los últimos meses opiniones de profesionales sanitarios tanto a favor como en contra de las mismas, las últimas basadas casi siempre en un argumento central: la manipulación informativa de la incidencia real de la pandemia bajo la sospecha de favorecer a los intereses económicos de las multinacionales farmaceúticas. La ministra de Sanidad y Políticas Sociales en una entrevista en El País el pasado 3 de Enero, defiende la proporcionalidad de las medidas coordinadas por su Ministerio, pero, en su propósito de justificar su gestión va un paso más allá, afirmando que "de hecho, el comportamiento del virus y su reacción han sido leves porque teníamos todo previsto para actuar". Esto es nuevo. Si lo he entendido bien, parece que nos encontramos ante un "virus inteligente" que, a la vista de nuestra preparación y millones de dosis de vacuna preparados en su contra, se ha "acongojado" y ha variado su estrategia decidiendo posponer su ataque -el virulento, propiamente dicho- a la espera de que las vacunas caduquen y poder pillarnos desprevenidos. A todos menos -naturalmente- a las industrias farmaceúticas que, demostrando ser más listas que el virus, seguro que renovarán su negocio ante la menor sospecha de pandemia rediviva.